Cuando el hombre en su soledad
Miró la frontera entre el mar y el cielo
Y pensó estar muerto en el mañana;
Un canto afinado por los dioses
Lo invitaba a la muerte saltar
El hombre en su infinita soledad de hombre
Salta sin pensarlo y cae, cae, cae, cae
Ni siquiera patalea en el agua
Simplemente dejó de sentirse solo
Se hundía lento y sin fuerzas
era demasiado tarde
Y lloró, lloró, lloró, por ser un tonto
Su lágrima se mesclaba con el salado del mar
Dónde esta mi sirena, pensó
Donde esta el amor previo a la muerte
No había nada, nunca lo hubo
Pero el jamás lo supo
Calla el hombre ahogado en la sal de su lágrima
Por abrazar la ilusión de un canto divino
Y muere ahogado en el odio, en el miedo
No sale a flote el hombre torpe
Porque sabe que saldrá solo
Para volver a saltar por la borda.
Quizás esta sera la verdadera.
La verdadera, la verdadera sirena.