Riendo de pena un día
Comencé a ver los grises
y se veían negros; blancos
Los colores eran cenizas
que se diluían con la lluvia
La lluvia era vida desprendida
que corría por los brazos del viento
que con rabia suicida, se estampaban
entre gota y gota, se hizo un charco
y del charco un lago profundo
Como se forman los mares
se formo una isla, en medio del lago
donde lloraba una sombra
sombra oscura llena de dolor
que se encadenaba a un amor
Muerto, olvidado, desesperado
Impera la muerte sobre la vida;
en la historia del amante fugaz
que con cada luz de día
escapa su oportunidad de amar
y tal como dijo no hacerlo
repite su error en contraste
Sálvate ¡oh! ¡mendigo!
Deja de esconderte tras los besos
y comienza a nadar tal cual
aquel naufrago, que de lagrimas
creo el mar que lo atrapa
y que lo ata a las sombras